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Interior de un autobús

DIARIO DE NOTICIAS – Crónica de una tragedia en movilidad

Interior de un autobús

Artículo de Ignacio Orradre, Secretario General de ANET.

El día en el que las empresas navarras de transporte de viajeros firmaban su final, el mundo estaba muy tranquilo. Ni siquiera el consejero de Educación había dado respuesta a las preocupaciones, propuestas o errores que habíamos señalado. No es necesario recordarlo, pero hemos vivido una pandemia que restringía los viajes. Y ya imaginarán que mantener un autobús e invertir en nuevos vehículos supone un desembolso terrible que, sin ganancias, sin ayudas y sin reservas resulta imposible realizar.

Quizá sea necesario añadir a esta crónica que, en la actualidad, las líneas regulares de Navarra las llevan en su mayoría las grandes empresas. Tal vez no se sepa, pero lo único que quedaba para las empresas de autobús navarras, las familiares de toda la vida, esas que cada uno en la zona navarrica que viva se las conoce de memoria, era la esperanza de una buena licitación de transporte escolar que les diera estabilidad hasta la recuperación de los viajes en autobús.

Concretamente, 360 familias de las 600 que hay en Navarra trabajando en el sector del autobús interurbano dependían de esta licitación para seguir adelante y estaban deseando poner en marcha sus autobuses para acercar a los alumnos a su centro de estudios. De hecho, el transporte escolar es un servicio esencial del que podemos estar cada vez más orgullosos en nuestra comunidad, dado que permite el acceso de los alumnos a la educación básica, independientemente del lugar en el que vivan.

Para cubrir este servicio, las empresas de autobús de Navarra tienen el reto de organizar prácticamente la totalidad de su flota en rutas escolares y que, en la licitación de este año, están planteadas para durar 5 años. Como todo reto, es fácil cometer errores si no se conoce al dedillo la zona, la carretera, la anchura de las entradas y salidas de cada pueblo, el número de alumnos, la cantidad de autocares a adaptar según cada necesidad, la forma de ordenar las rutas dobles, los cambios de horario, etcétera.

Es prácticamente imposible de organizar sin la experiencia que tiene el sector. Un sector que lleva generaciones recorriendo los mismos kilómetros con sus vehículos, y que esperaba seguir mejorando su flota y sus servicios como lo lleva haciendo desde sus orígenes. Un sector que confiaba en que, ya se podía parar el mundo, que se le valoraría como seña de identidad de nuestra tierra; clave para nuestra salud y la del planeta, por ser fundamental como modo de transporte sostenible, seguro e históricamente imprescindible para la cohesión territorial de nuestra comunidad.

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